Reunión entre Putin y Trump termina sin resultados concretos sobre Ucrania

Agencias

Moscú. La cumbre en Alaska de los presidentes ruso, Vladimir Putin, y estadunidense, Donald Trump, terminó este viernes, dos horas y 45 minutos después de haber comenzado, sin acuerdo de alto el fuego ni las sanciones adicionales que el republicano había prometido aplicar si continuaban las hostilidades, aunque ambos calificaron su encuentro de “productivo” y “útil”.

La esperada conferencia de prensa resultó una decepción para los periodistas, ya que Putin y Trump se limitaron a hacer una breve declaración y no admitieron preguntas.

Llamó la atención que no se dio ninguna explicación de los cambios en el programa concordado: la cancelación de la reunión con comitivas completas y el almuerzo de trabajo. Aunque según el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, estaba previsto que la cumbre durará entre seis y siete horas, terminó mucho antes.

Putin y Trump hablaron de progresos, pero no mencionaron ninguno. No es claro si no quisieron revelar esos “entendimientos” debido a que, para que pueden concretarse, Trump tiene que informar a sus socios de Europa y al gobierno ucranio, o no son todavía lo suficientemente relevantes. El magnate republicano trató de explicarlo sin éxito, diciendo que “logramos avances”, pero “falta ponerse de acuerdo sobre algunos puntos que son importantes”.

El jefe de Estado ruso dedicó buena parte de su intervención a elogiar a su interlocutor, a quien volvió a agradecer sus esfuerzos por terminar el conflicto armado en Ucrania.

El inquilino de la Casa Blanca, sin la euforia que lo caracteriza, tampoco insistió en público en la necesidad de declarar un alto el fuego inmediato y sólo lamentó que cada semana “mueren miles de personas”. En alusión a un posible acuerdo para un cese de hostilidades, reconoció que “no hemos llegado ahí, pero es alto el chance. Por ahora no se concretó, no tenemos trato”. Agregó que “nos pusimos de acuerdo en muchos puntos, en otros no”, sin precisar de qué estaba hablando.

La cumbre comenzó en la base militar Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska, con un recibimiento que la televisión rusa destacó como “amistoso” por parte del anfitrión.

Las primeras imágenes –transmitidas en directo por el canal de noticias de la televisión pública Rossiya 24–, desde que Putin, descendió del avión subrayan que, desde la perspectiva del titular del Kremlin, el recibimiento fue mejor de lo esperado: alfombra roja, apretón de manos y aplausos del anfitrión, Donald Trump, desplazamiento al lugar de las conversaciones junto con el mandatario estadunidense en su Cadillac, a pesar de que la víspera arribaron a Alaska, en aviones de carga, dos limusinas Aurus suyas de fabricación rusa.

En las conexiones en vivo de sus numerosos enviados a Alaska sólo Pavel Zarubin, el reportero preferido de Putin, conductor del programa dominical “Moscú.Kremlin.Putin”, dijo que parecía que los aplausos de Trump eran más bien para los cazabombarderos que, en señal de saludo, pasaron encima de sus cabezas.

Ninguno de los enviados mencionó las protestas que hubo el jueves contra Putin, con grandes carteles en favor de la paz y de Ucrania, junto al aeropuerto de Anchorage, en cambio mostraron varias veces el grupo de republicanos que salieron a la calle este viernes, con banderas de las barras y las estrellas, para saludar la presencia de su presidente con carteles como “Alaska está con Trump”.

Uno de los presentadores de la transmisión especial mencionó que estaba previsto que Trump esperara a Putin al pie de la escalerilla del avión y no encontró qué decir cuando ambos mandatarios bajaron al mismo tiempo de sus aeronaves para avanzar, sobre sus respectivas alfombras rojas, hacia una tarima, con la inscripción de Alaska 2025, y estrecharse la mano.

Tampoco tradujo la televisión rusa las improvisadas preguntas, a gritos, que lanzaron los reporteros y que ni Trump, con cara seria, y Putin, sonriente, no contestaron, mostrando el ruso con gestos que no se oía. Una pregunta era: “Presidente Putin, ¿dejará de matar civiles?” y otra: “¿Está usted dispuesto a declarar un alto el fuego?”.

La prensa estadunidense que suele criticar a Trump no desaprovechó la oportunidad de hacerlo este viernes. Esta es una muestra: “Después de tres años de aislamiento diplomático, de sanciones y de una orden de detención, librada bajo cargos de haber cometido crímenes de guerra, él (Putin) aterrizó en el territorio del país probablemente más poderoso de la Tierra, líder de la OTAN )Organización del Tratado del Atlántico Norte), y fue recibido calurosamente por el presidente Trump en una alfombra roja. Es la imagen que quería conseguir el presidente ruso”, escribió el New York Times en su página web.

A falta de noticias sobre las conversaciones a puerta cerrada, y tras repetir una y otra vez las escenas del recibimiento “amistoso” y de calificar de “histórica” esta cumbre, en espera de la conferencia de prensa final, la televisión rusa sobredimensionó la forma con que Trump recibió a Putin, recalcando el “gran respeto” que, en su opinión, le profesa el republicano.

A la vez llenó el espacio con reportajes preparados con antelación sobre “el inmenso potencial de la cooperación bilateral” y la “frustración” de los líderes europeos y del presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, por no haber sido invitados a la cumbre, callando que el propio Trump dijo la víspera que él está ahí sólo para sentar a la mesa a Putin y Zelensky, quienes en la siguiente reunión son los que tienen que negociar el arreglo político de su conflicto armado.

Trump, que cambia de opinión tan rápido como Putin cambia de corbata (en la escala que hizo en Magadan tenía una roja y, cuatro horas más tarde, llegó a Alaska con una azul, notó un reportero de la fuente presidencial), no quiso celebrar la reunión cara a cara con Putin, que figuraba como primer punto del programa concordado.

La reunión, propiamente, se llevó a cabo en otro formato: Trump, acompañado del secretario de Estado, Marco Rubio, y del enviado especial Steve Witkoff; y Putin, del canciller Serguei Lavrov, y del asesor de política exterior y seguridad, Yuri Ushakov. Cada delegación llevó su propio intérprete, dado que Putin, que habla un perfecto alemán, no domina el inglés, más allá de saber unas frases de cortesía, según reconoció él mismo.

Ese primer y único encuentro comenzó de forma inusual: sin declaraciones de los presidentes ni respuestas a preguntas de los reporteros, otra vez a gritos, desesperados por obtener alguna primicia hasta que los agentes del servicio secreto de Estados Unidos, también a gritos y empujones, sacó a los periodistas de la sala.

Dos horas y 45 minutos después, sin cumplir los restantes puntos del programa (las conversaciones con comitivas completas y el almuerzo de trabajo), concluyó esta cumbre ruso-estadunidense cuando Trump dijo “espero verte pronto Vladimir” y Putin propuso, en inglés, que la próxima vez se vean en Moscú. “¿En Moscú? Voy a pensarlo” contestó un sorprendido Trump.