Desde la trágica desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa en 2014, el nombre de la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en el Estado de Guerrero, ha sonado con fuerza en medios nacionales e internacionales.
Desde hace más de 90 años, el centro educativo superior para maestros ha visto salir de sus aulas a profesores que trabajaron en las zonas rurales y urbanas más marginales de México, dando lugar a una cultura magisterial en el país muy particular.
Nacido en Cuernavaca en 1890, Raúl Isidro Burgos, fue un maestro y poeta mexicano que desarrolló su carrera a principios del siglo XX y se encargó de construir la actual escuela que hoy lleva su nombre. Gran defensor de la educación pública, Burgos ocupó un papel principal en el proyecto de escuelas Normales Rurales que después de la Revolución y junto a la reforma agraria buscaban extender la educación pública con un tinte social y democrático.
“Isidro Burgos fue uno de los maestros más importantes de México”, cuenta vía telefónica Alicia Civera, doctora en Ciencias Educativas del Instituto Politécnico Nacional. “Fue uno de los impulsores del proyecto para expandir la educación rural por todo el país. Una educación nueva, desde una perspectiva que fuera útil para la gente”, comenta Civera.
Me encontré hoy en Tixtla esta foto del maestro Burgos, muy querido aquí en Tixtla, Guerrero. También conocido como el maestro ‘Burguitos’. Por él Ayotzinapa lleva su nombre: Raúl Isidro Burgos. #Ayotzinapa vive.
“Una de las ideas centrales de Burgos era el respeto por los otros, la justicia, la democracia y preocupación por la comunidad. Creo que no se le ha hecho la memoria más justa ni siquiera en las normales rurales”, añade la investigadora.
En 1912, Raúl Isidro Burgos se graduó en la Escuela Nacional de Maestros y empezó a trabajar como docente en la Ciudad de México. Dos años después, asistió al primer Congreso Pedagógico que se celebró en Chiapas. Después de aquello, fue nombrado inspector escolar y director de la Escuela Normal del Estado.
El maestro fundó varias escuelas a lo largo de su carrera, entre ellas, la escuela particular Antonia L. Arellano en la Ciudad de México y la Minerva en Chiapas. A partir de 1927, Burgos trabajó en la sierra de Puebla y en la zona de Tierra Caliente. A partir de 1930, es nombrado director de la Escuela Normal de Tixtla, en Guerrero.
En 1931, en los terrenos de una Hacienda expropiada y propiedad de ejidatarios cuando comienzan las obras del actual edificio de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa que finalizarían dos años después. Burgos ocupó el cargo de director de la institución hasta 1935. En esta casa, descansan sus cenizas junto a un monumento que hay en su honor. Raúl Isidro Burgos murió en 1971 en la Ciudad de México después de toda una vida dedicada a la enseñanza.
La importancia de las escuelas Normales Rurales en México
En los años 30, estos centros introdujeron la idea pionera de la coeducación en la primera mitad del siglo XX. “También en la idea de una educación democrática, no autoritaria con una ideología de izquierdas”, explica Alicia Civera.
Este pensamiento heredado de la Revolución, provocó que estos centros de formación se enfrentaran al antiguo México de los terratenientes y los grandes propietarios agrícolas y ganaderos. “Es entonces cuando se da la contrareforma para acabar con la educación socialista”, cuenta Alicia Civera. “Las consideraban un foco perjudicial de los intereses económicos y políticos. Las normales y las misiones culturales fueron muy importantes en la formación del sindicato de maestros y el movimiento sindical independiente”, añade la doctora.
Ayotzinapa, una escuela rebelde
En el contexto de analfabetismo y de poca escolaridad en Guerrero, la apertura de la Escuela Normal Rural fue muy importante en términos políticos y sociales. “Guerrero es un estado muy golpeado por la pobreza y Ayotzinapa fue un lugar muy particular de educación ciudadana pero también de formación de vías del desarrollo del estado”, relata Civera.
De este tipo de escuelas egresaron líderes sociales como Lucio Cabañas, fundador del Partido de los Pobres; la líder agrarista, Celia Rangel y Othón Salazar o Misal Núñez Acosta, líderes del movimiento magisterial.
La mala prensa del Gobierno, los ataques a la figura de los normalistas y el fuerte problema del narcotráfico posibilitaron que pasara algo como el caso Ayotzinapa”, dice Civera, quien asegura que existe un menosprecio constante de los jóvenes de bajos recursos que estudian magisterio.
“Actualmente, la reforma educativa ha dejado en un lugar preocupante a la educación rural y las normales. Nunca habían estado tan mal todo el sistema de educación rural, no se dan recursos o se dan recursos muy dirigidos”, denuncia la profesora Civera que agrega que es en las zonas rurales y en las regiones más marginadas de las ciudades donde deben estar los maestros mejor preparados.
Información de Verne, El País.