La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó su dolor tras la trágica muerte de al menos 51 migrantes indocumentados encontrados dentro de un camión tráiler en San Antonio, Texas (Estados Unidos).
A través de sus redes sociales, los obispos mexicanos expresaron “nuestro dolor por las 46 personas migrantes que dejaron morir dentro de un camión en Texas”.
Los obispos también recordaron las palabras del Papa Francisco en Lampedusa (Italia), el 8 de julio de 2013: “‘¿Dónde está tu hermano?, la voz de su sangre grita hasta mí’, dice Dios. Ésta no es una pregunta dirigida a otros, es una pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Esos hermanos y hermanas nuestras intentaban salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de serenidad y de paz; buscaban un puesto mejor para ellos y para sus familias, pero han encontrado la muerte”.
Las palabras de los obispos mexicanos se suman a los mensajes de dolor del Arzobispo de San Antonio y del Papa Francisco.
El Santo Padre alentó a rezar “para que el Señor nos abra el corazón y estas desgracias no sucedan de nuevo”.
La tarde del 27 de junio, los cuerpos de 46 migrantes fueron encontrados dentro de un camión tráiler al suroeste de San Antonio. Otros 16 heridos fueron trasladados a instalaciones médicas.
Lamentablemente, las autoridades confirmaron luego que cinco de los heridos fallecieron.
De acuerdo a los informes oficiales, los heridos se encontraban “calientes al tacto” y “sufriendo de golpe de calor y agotamiento”.
Dentro del camión no había señales de agua como tampoco una unidad de aire acondicionado, por lo que los migrantes podrían haber sido víctimas de sofocación al interior del vehículo.
La temperatura máxima reportada el 27 de junio en San Antonio fue de 39 grados Celsius.
Al menos 22 de los fallecidos son mexicanos, mientras que otros siete son de Guatemala y dos de Honduras.
Mons. Alfonso Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar de Monterrey y responsable de la Dimensión Familia de la CEM, también expresó su pesar por la muerte de los migrantes, tanto los de Texas como los 37 fallecidos cuando intentaban cruzar de Marruecos a España el viernes 24 de junio.
El Prelado mexicano señaló que se trata de “personas que sólo buscaban una vida mejor, paz, empleo, escuela, vida digna para ellos y sus familias. Hoy truncados sus sueños”.
“El mundo necesita reinventarse”, aseguró, y pidió que “recemos por ellos, y por lograr soluciones globales”.