La comunidad LGBTTTIQ+ marchó en un ambiente de lucha por la libertad, justicia y dignidad

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La capital fue el escenario para una celebración que se canta y se baila en diferentes ritmos, desde perreo hasta regional mexicano en un ambiente de lucha por la libertad, justicia y dignidad de la comunidad LGBTTTIQ+.

El punto de reunión fue en el Ángel de la Independencia, desde las 7:00 horas de este sábado, policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSCCDMX) ya se encontraban alistándose para recibir a los 150 mil asistentes de la marcha por el Orgullo LGBTTTIQ+.

A las 9:00 horas ya se podía saborear el inicio de la edición 45 del PRIDE, una movilización que no discrimina al convocar a todo tipo de personas.

Carnavalesca, sin embargo, no deja de antojarse política. Entre la euforia propia de una celebración, en cuerpos y pancartas, se apreciaron consignas de reclamo social: “Las personas con VIH tenemos los mismos derechos”, “Amar es un derecho”, “Libertad, orgullo y dignidad”.

De todas las edades, para muchos de los asistentes siguen latentes las cicatrices que dejo la lucha por el reconocimiento de la comunidad homosexual, algunos recuerdan ese 26 de julio de 1978 en el que una treintena de homosexuales se manifestaron como parte del Frente de Liberación Homosexual de la Ciudad de México.

La movilización es muchas cosas, pero sobre todo, una oportunidad para explorar y dejar libre una creatividad que comúnmente se ve limitada ante la mirada juiciosa de una sociedad que en el fondo no digiere por completo la posibilidad de abrirse a una diversidad sexual.

Los asistentes dan muestras de sus capacidades creativas con vestuarios y pancartas que son un agasajo de colores y texturas que colonizan desde el piso hasta el aire. Con brillantina, plumas y fosforescencias, logran acceder a una realidad encapsulada en las horas que dura la movilización.

El paso sobre Reforma se mantuvo firme a pesar del abrazo caluroso de un sol que alcanzó los 26 grados.

La Secretaría de Salud de la CDMX (SEDESA) instaló a lo largo del recorrido módulos de hidratación que destacaron por ofrecer un servicio gratuito, en contraste con los vendedores ambulantes que ofrecieron bebidas quizá más refrescantes para muchos.

Se podían conseguir cervezas por $40, bebidas con vodka sabor a mora azul llamadas “azulitos” por $70 y $100, shots hasta por $10.

Ocasionalmente, se podía olfatear un olor particular, conocido por varios que decían: “Ya le están quemando las patas al diablo”.

“Pruébala, para que veas que es buena, luego ves si compras”, argumentaban algunas personas que aparecían entre la multitud ofertando porros y pipas.

La presencia de los 2 mil 300 policías desplegados por la SSC se mostró indiferente a la venta de bebidas alcohólicas y drogas.

Diversa fue también la oferta gastronómica, había fruta, banderillas, espadas brasileñas, papas fritas, elotes, tlacoyos, tacos de canasta, alitas y muchas otras cosas más.

Tampoco pasaron desapercibidas las inclinaciones políticas de la comunidad LGBTTTIQ+, algunos de los asistentes portaban playeras en apoyo al aspirante a la candidatura presidencial de Morena, Marcelo Ebrard.

“Es el único que no ha alzado nuestra bandera por alzarla, basta con recordar la aprobación del matrimonio igualitario, él dijo que las mujeres trans fueran a trabajar a la Secretaría de Relaciones Exteriores, nuestra comunidad no está en las propuestas de Sheinbaum, Adán Augusto, jamás hay tocado ni por error nuestra bandera”, declaró uno de dos asistentes para Proceso.

Destacó la presencia del Movimiento de Personas con Discapacidad Arcoíris, con la consigna: “Orgullo y dignidad para visibilizar la discapacidad”.

La comunidad transgénero también estuvo presente, Patricia León, miembro de este contingente, declaró: “Los gays se visibilizaron desde el 79/80, las trans parecía que no existíamos, apenas comenzamos a surgir y no se ha hecho el trabajo social para que nos vean cómo parte de su comunidad”

Sobre la presencia de diferentes marcas y empresas, Patricia apuntó que: “Esto inició con una revuelta política, no inició como una fiesta, una característica del capitalismo es mercantilizar todo lo que encuentra, decía Rius: No venden a su madre porque no la tienen. Y aquí están atrás”.

Algunos de los carteles que se leyeron tenían consignas como: “Fuera marcas del PRIDE” y “El orgullo no se vende”. La marcha del orgullo LGBTTTIQ+ llegó alegremente al Zócalo capitalino, donde esperaban dos escenarios dispuestos frente a Palacio Nacional, para dar cierre a esta celebración en pro del amor, en todas sus presentaciones.