Huehuentones, misticismo que une a la Sierra Mazateca en Día de Muertos

Son los panteones el primer lugar de la fiesta en Huautla de Jiménez, Santa María Chilchotla, San José Tenango, Santa Cruz Acatepec, San Mateo Yoloxochitlán, Santa María Teopoxco, Huautepec, municipios que mantienen viva esta tradición denominada, “S’ui k’ Tejao”, en la lengua de la gente de la palabra humilde.  

La “Fiesta de Muertos” inicia con un ritual en los panteones municipales a los que las familias acuden para recibir a las almas, para abrir el portal entre la vida y la muerte, iluminando su camino con cirios y llenando de vibra positiva el ambiente, para poder abrazar a los que se han adelantado y que cada año los visitan, representados por los Huehuentones, protagonistas y amos de la noche.

Suenan los violines, el teponaztle o tambor, la guitarra: “¿dónde andas abuelito? Me preguntan mis hijos, ¿por qué obligas a tu cuerpo a caminar? ¡qué tal si te vas a caer! Se preocupan por mí porque saben que soy viejito. Cuídate mucho cuando salgas, abrígate bien, ponte tu cotón calientito, dicen bien”, dice la alegre canción en mazateco, mientras avanzan por las calles.

Los Huehuentones  -chá xo’o, en mazateco- ataviados con sus cotones, zarapes, máscaras y sombreros de bejuco aprovechan sus días en la tierra, los niños quieren parecerse a ellos, quieren bailar y gritar, quieren vivir la muerte, hacer a un lado su alma y dejar que los espíritus del más allá los posean y sean dueños de sus pasos de baile.

En el anonimato, las mujeres se visten de hombres, los hombres de mujeres, los mazatecos se cubren el rostro con la tradicional máscara de huehue —viejo— y bailan frente a las ofrendas, que generosa y amorosamente han preparado las familias para estar juntos de nuevo.

Desde el 27 de octubre y hasta el dos de noviembre la Sierra Mazateca se viste de gala. Familias reciben a sus paisanos, se preparan todo el año, ponen sus altares y ponen platillos típicos como el atole agrio, el huaxmole, tesmole de pollo, los tamales, el mole, pan de muerto, bebidas como el curado de maracuyá, de naranja o nanche, entre otras delicias.

Es el tiempo en el que las familias se reconcilian y olvidan viejos rencores, preparan el cuerpo para recibir las almas de sus muy queridos difuntos y se unen, pero también luchan por mantener la supremacía con concursos que premian las mejores interpretaciones.  

Los cantos salen de las gargantas de los Huehuentones, desde el fondo de su ser, bailan, comen, toman, ríen, los vecinos les regalan café, tamales y aguardiente, con gran gusto los vivos los reciben y preservan lo que es suyo, esperando impacientes hasta el próximo año.

FOTOS: AYUNTAMIENTO DE HUAUTLA DE JIMÉNEZ y JONATHAN GARCÍA CERQUEDA.